Revista Grao

Adios a la Casa de Baños

Hace unos días, como dice un artículo firmado por Vicente Cornelles, publicado en el diario Mediterráneo el 18 ppdo. "..la piqueta acabó el lunes pasado con inmueble que marcó todo un hito en el veraneo y el ocio nocturno castellonense.".
La noticia se encabeza: "Con el derribo del singular edificio de la playa del Pinar, desaparece toda una época del veraneo castellonense" (Pues no. Mas bien, su construcción, si que fue el inicio de ese fin del veraneo de los castellonenses); y continúa "Entre la nostalgia, evocación de Tyro’s, la discoteca que estaba ubicada en los bajos del inmueble estival" (Pues si).
Si el reportaje lo enfoca como desaparición, únicamente, de la discoteca Tyro’S como tal, y no como edificio sustitutivo de las casetas para los veraneantes, me vale. Acepto aquello de "pulpo como animal de compañía" y le felicito por su crónica. Está tratado con mucho cariño.


Verdad es, y no se puede discutir nada que no sea una visión determinada y concreta, bajo un punto de vista muy específico. Lo trata como "de cita obligada para un público fiel…" (pues si); por si esta afirmación no fuese bastante convincente, nos da unos nombres y apellidos como referencia de los asistentes, tales como "…Miguel Angel Alloza, Tico Navarro, Fernando Salvador, Carlos Fabra Carreras, Francisco Leon Font de Mora, el ganadero Manolo Beltrán…" quien tilda de "espléndido" el ambiente que envolvía aquella discoteca, a la que acudía "el todo Castellón", y termina con una frase que hay que mirarla y leerla con un cuidado exquisito "…se convertía en el auténtico espacio de veraneo para muchos Castellonenses." (pues nnnno!). Conozco el tema, lugar y circunstancias, lúdicas y laborales), como para poder opinar. El lugar (la playa) lo conocí, la primera vez, en el verano de 1929, (ver articulo anterior "Demolición casa de Baños"), y el tema y las circunstancias, cuando comenzaron los primeros contactos del promotor del proyecto, ya estaba rondando los treinta años.



Después de tantos y tantos años veraneando en la, o las playas del Grao, casi siempre coincidiendo con el mismo vecindario, viendo crecer a unos niños y por el contrario notar la falta y asistencia de otros viejos, se había creado una amistad y confianza entrañables.
Era lo más natural que en casi todas las casetas, las amas de la casa, nada más llegar, alrededor de las 10/11 de la mañana, delantal en ristre, se disponían a arreglar a los niños con sus bañadores para la playa y acto seguido, a preparar la comida del mediodía, para cuando llegase el padre, ya que este veraneo castellonense de las casetas, lo conformaba una muy determinada clase media, que con un presupuesto muy modesto, podía beneficiarse toda la familia (tres o cuatro personas de media)."…la casa de Baños vino a ser como un punto de encuentro para pasar una confortable jornada de playa, que sustituía a las hasta entonces casetas de madera."(Pues no).



Como dato informativo les diré que en el año de 1967 un número total de 251 solicitantes, accedieron a 631 solicitudes de casetas, y el año de 1968, último año que se nos permitió la instalación de las mismas, fueron 233 los solicitantes con un total de 641 permisos, ya que había persona que pedía una caseta o dos, y otros que se dedicaban al alquiler de las mismas, (Salvador Palanques, el que más, 85/80 casetas) que junto con el alquiler de la barraca cobraban directamente el precio de dicho permiso, con lo que si hacemos una simple operación aritmética y multiplicamos el número de casetas por tres o cuatro ocupantes, podremos saber aproximadamente cuanto éramos los que cada verano nos encontrábamos en la playa. (Alrededor de 2000 personas, más los invitados en domingos y fiestas). Por cierto, en las relaciones de solicitantes a la Junta de Obras del Puerto, no figura ninguno de los nombres que se citaban como "el todo Castellón".



Como indico en mi anterior capítulo, los precios que cobraba la casa de baños a cambio de los servicios que ofrecía, distaban mucho de poder atender las necesidades de los "casetistas", y el Ayuntamiento, a pesar de nuestras reiteradas protestas por conservar nuestros derechos ciudadanos, (era el año 1968) consiguió liberarse de la presencia de las antiestéticas y antihigiénicas casetas; instalar solo dos veranos sus casetas de lona de 1x1, y al final dejar la casa de baños como buque enseña y estandarte de lo que fue per omnia secula seculorum sitio y lugar de veraneo y esparcimiento de la gente en general sin distinción de sexos ni edades.
El "todo Castellón" continuó disfrutando de Tyro’S, y el tiempo se ocupó de poner cada cosa en su sitio. Los veraneantes, nos quedamos sin las casetas que durante décadas habíamos disfrutado en unos bienes comunes. La playa.



Los asistentes a la casa de Baños, se podían contar a la baja, por sus precios y prestaciones, ofreciendo al final sus paredes al descubierto, a disposición de una máquina, que acabó con todo signo de lo que fué una válvula de escape para la vida de muchas generaciones de habitantes de la plana.
Ya con esto se debía de dar por terminado este capítulo, y cerrar la máquina de escribir y la rotativa, ya que, según dijo no se quien, “en el Grao a parte de la pesca, no hay nada que contar”, pero por si acaso, dejo la puerta abierta, ya que me huelo que, a no mucho tardar, les voy a tener que contar quien, cuando, como y porque comenzó toda esta aventura que terminó llamándose “La Costa de Azahar”.
Les gustaría?
Con cariño de
Sergio Ferrer de Almenara
Reservados todos los derechos
Fotos: Archivo familiar Ferrer- de Almenara

Demolición de la Casa de Baños

Este mediodía acabo de ver en Canal 9, la demolición de la Casa de Baños, en la Playa del Pinar en nuestra ciudad.

Me ha producido una sensación de pena enorme, terrible, ya que son muchos, demasiados años, los vividos junto a esas arenas, muchos los recuerdos acumulados, no digo verano tras verano, ya que tanto en Verano como en Invierno, esos parajes han sido parte de los lugares donde nací, fui creciendo, nacieron mis hijos, murieron mis padres y en una palabra se desarrolló mi vida toda.
El uso y disfrute de la playa por los vecinos de la Plana, en Castellón, pertenece a la noche de los tiempos. De siempre, el hombre ha aprovechado el mar para usarlo como fuente de trabajo (pesca y comercio) y disfrutarlo como diversión, recreo y desahogo.

Ya en el año 1260 (siglo XIII), aparece escrito que “ …por estas fechas se detecta un modesto caserío marítimo en la playa del Grau, habitado por pescadores…” que ya determinan asentamiento de personas. Es a mediados del siglo XIX, cuando comienza la técnica fotográfica de la captación de imágenes y la aparición de las primeras fotografías que nos dan fe de la presencia de veraneantes y asistentes a estas playas. Esas playas que ya las conocí el verano de 1929, a donde me llevaron mis padres, con unos atuendos no de lo más apropiados para la ocasión, si comparamos con las prendas al uso en la actualidad. Playas que estaban ya pobladas de casetas para uso familiar, de madera, desmontables, con una temporada de unos tres meses aproximadamente, con el apoyo de unos merenderos (Nebot, Alanga) y dos casas de baños, para aquellos transeúntes que deseaban calmar el calor estival.


Continuaron los años y continuó el disfrute de las mismas, uniformando el tamaño de las casetas 2x2 metros, más una superficie similar como toldo, para sombra de los bañistas y comensales, ya que a las casetas se iba a pasar todo el día, excepto el dormir, ya que ese era una de las formas de veraneo de las familias de la popular clase media castellonense.

Todo bien y sin problemas, hasta que llegó el año sesenta y pocos, que se construyó la casa de baños por y para la persona que aquel entonces estaba de moda en Castellón, D. Angel Pérez de Leza, promotor de la conversión del Pinar en campo de Golf, del Hotel del Golf, de los Apartamentos Welt-Ring, los primeros construidos en la playa del pinar etc. Señor llegado de Madrid allá por el año 1956 aprox. Convertido en eje, en el centro de la vida castellonense.


Estuvimos unos años conviviendo las casetas “gent de Castelló” y la casa de Baños, hasta que se produjo lo inevitable. El ambiente de las casetas de baño no estaba de acuerdo con la categoría que se quería dar a la “nueva playa del pinar”; de tal forma y suerte que poco a poco se fue acorralando año tras año a “los de las casetas” hasta que por orden municipal se determinó que ese año de 1968, sería el último año que se montasen ese tipo de casetas; no se prohibía el tomar el baño ni tampoco ir a bañarse, lo que se prohibía era: montar e instalar, cada uno, su propia caseta o varias para alquilarlas, para que? ¡vaya pregunta!. El Ayuntamiento tuvo la brillante idea de confeccionar unas casetas de lona de unas medidas de un metro cuadrado (eso si, nos dijeron que eran como las de San Sebastián)¡Olé! unipersonales, y que había que pagar su alquiler por una sesión de baños al día, solo para vestirse y desvestirse, ya que no se podía guardar nada en su interior.
Este invento de las nuevas casetas de lona, solo duraron dos años, si; solo dos años y de esta forma dejaron sola la casa de Baños para atención a todos los bañistas.
Prácticamente todos los asistentes a las casetas dejamos de ir a la playa, ya que el presupuesto familiar no nos permitía atender el costoso precio que representaba la cuota de todos y cada uno de los asistentes, ni a las casetas de lona, ni a la casa de baños. La última persona que solicitó, a la Junta de Obras del Puerto, la instalación de su caseta fue: nº 233 – D. Tasio Flors Sos, c/. Cernuda y Velasco, 1, el dia 19 junio 1968.

Esa época, el empleado de cualquier clase de establecimiento, para poder sobrevivir decentemente, tenía que buscarse, además del empleo fijo, un “pluriempleo” de acuerdo con su tiempo libre o sus aficiones. A mi me iba bien el llevar alguna pequeña contabilidad y asimismo por mi afición, profesión después, dedicarme a la fotografía y por ambas, fue el porque entrar en contacto con esta empresa y realizar los trabajos gráficos durante mucho tiempo.

La administración y control de la casa de Baños, en principio estaba bajo la supervisión del director del hotel del Golf, y la verdad es que, a pesar de los varios cambios efectuados con diferentes personas de su confianza y entorno, aquella casa de Baños más se asemejaba a una torre de Babel que otra cosa, hasta que llego la necesidad de traspasar el negocio a otras manos que le dieron otro enfoque. Ya ahí perdí el contacto con este establecimiento.

Solo un botón de muestra:

“Fiestas de San Pedro en el Grao, día de la fiesta grande, verano, mediodía, la playa llena y en el restaurante las mesas completas. Llamada telefónica urgente alrededor de mediodía…Sergio, por favor, ¿tu sabes donde podríamos encontrar lechugas para las ensaladas?. ¡No tenemos ni una! ¿que podemos hacer?" (sin más comentarios.

Así es que espero comprendan el porqué de mi tristeza este mediodía, al ver esas imágenes de una máquina terminar con un edificio por la traída y llevada Ley de Costas.

Pero me cabe el consuelo de que, la vida sigue y mientras se puede ver y recordar….Mañana será otro día.


Texto y fotos de Sergio Ferrer de Almenara
(Reservados todos los derechos)
eseferrer